Barrio medio. A la casa de Mika

Había más gente que en el parque por ahí. Por suerte la zona en donde vive Mika no es peligrosa, así que no había peligro alguno. Todo el trayecto para salir del parque lo había hecho en silencio, pero pensó conveniente romperlo.
-Entonces...vivís muy lejos de la ciudad...- le dijo a Kaoru, dedujéndolo por lo que le había contado con anterioridad. Se abrazó a sí misma por el frío que sentía, sin embargo no lo expresó con palabras. Su pelo rubio estaba un tanto despeinado y coronado por su gancho de mariposa.

-No realmente, solo tomamos el paseo con tranquilidad a veces, aunque aún así, me molesta lo inexpresivo que es Kannon, como dije con anterioridad, siento que le hablo a una pared.-confesó algo apenada, notó que Mika se abrazaba a ella misma, quizá tenía algo de frío, se acercó a ella y la abrazó de lado, así le pasaría algo de calor, ya que suponía que si le daba su suéter no lo aceptaría, el pelinegro al notarlo solo se quedó callado, no diría nada por el momento, fijo su mirada en el camino, sin habla.

Mika comprendía lo que Kaoru sentía. Ella también odiaba hablarle a las personas y que éstas no muestren ninguna clase de sentimientos. Por suerte eso no le pasaba a menudo. Guardó silencio frotando sus brazos para que se calienten. Sintió el calor de otro cuerpo humano. Al sentir las manos de Kaoru alrededor de ella se ruborizó y un calor se le subió a la cabeza. "¿Qué haces?" estaba por tartamudear, pero no pudo decir nada. Supuso a la vez, que si lo decía, Kaoru se sentiría ofendida porque sólo intentaba ayudarla. ¿Quería ayudarla? O... Su cara se puso aún más roja al pensar en otra posibilidad y la escondió lejos de la vista de la joven colorada. Por suerte llegaron a su casa pronto. Mika detuvo sus pasos en la puerta de vidrio que era del edificio donde tenía el departamento con su hermano. -Acá vivo...- dijo apartándose de Kaoru, mostrando la finalización del recorrido.

La chica al ver la puerta sonrió, le parecía demasiado lindo, coloco sus dos manos en sus mejillas.-So Kawaii, No lo crees Kannon?-comento como si lo sencillo de esa puerta le hubiera encantado mucho, la realidad, los gustos sencillos en decoración era lo de ella, Kannon asintió con levedad la cabeza.-Si, es demasiado lindo, Hatori Kaoru.-pronuncio su nombre, la volteo a ver, la pelirroja rió solo un poco.-Es la primera vez que me llama por mi nombre, en fin, supongo que hasta la vista...-murmuro dando por finalizada la platica de ese instante.

Sonrió con levedad viendo cómo la joven parecía alegrarse por algo tan simple como una puerta de vidrio...
Al escuchar la voz de Kannon, se ruborizó por completo. Se había olvidado totalmente de su presencia, como si aquel instante en que Kaoru la abrazó se hubiera olvidado de todo su entorno sin desearlo. Mika estaba toda roja sólo por preguntarse qué pensaría el joven del abrazo de su "ama" hacia ella. La joven rubia se preguntaba lo mismo ¿Qué significó ése abrazo? Tan sólo pensar en posibilidades hizo que se le pusieran los pelo y los nervios de punta. Recordó la tristemente célebre despedida...
-Claro...gracias por acompañarme- hizo un gesto de saludo con la mano y llevó sus pasos hacia la puerta de vidrio. No hubiera sabido cómo saludarla, o por lo menos, no en ése instante. Así que sólo se limitó a ese vago saludo de mano.

Los dos chicos dieron media vuelta, al parecer Kaoru no pensaba que la chica pudo haber malinterpretado el abrazo, se sonrojo ligeramente, tomo la mano de Kannon, la tranquilizaba un poco, este solo la observaba sin saber que decir, se pusieron en marcha, se prolongo un gran silencio en ese momento, era algo incómodo para ambos, Kaoru lo rompió cuando se volteo y le sonrió por ultima vez a Mika.-Espero verte luego...-ese pequeño murmuro había salido de la boca de la chica, después de eso, se pusieron a caminar tranquilamente a casa de la pelirroja, Kannon soltó de la mano a Kaoru la cual suspiro.-¿Crees que haya malinterpretado el abrazo?-mando su mirada al cielo, el pelinegro asintió.-Quizá lo hizo, quizá no lo hizo.-acicalo el pelo de la chica con una sonrisa reconfortante, después de aproximadamente una hora, llegaron a una gran mansión donde para entrar había rejas y un extenso patio, ambos pasaron por las rejas tan extensas, atravesando el bello jardín de rosas, entrado a la casa de una puerta hecha de madera de roble, los padres de la chica la esperaban, era típico, siempre pedían explicaciones y después la castigaban por salir sin Kannon, esta vez fue diferente, ahora quien la cuidaría era Shannon, la hermana mayor del pelinegro.

(La seguimos en el foro de casas)