<3 ~ <3 <3

El chico de ojos violetas estaba sentado bajo un árbol a lo indio, justo en la esquina de el parque. Miraba un celular que tenía entre las manos y con el cual jugueteaba. Como era usual en él, su rostro inexpresivo y liso, aun que eran visibles la inquietud y una cantidad mínima de tensión en su mandíbula, la que movía incesantemente de un lado a otro. Enderezó la espalda e inspiró profundamente, exhalando por la nariz y cerrando los párpados. Se quedó en esa posición unos momentos, tarareando una suave melodía a tiempo que dejaba en paz el aparato sobre su regazo. Estaba ansioso e inquieto, había hablado con él en la mañana y habían quedado de juntarse a esa hora en aquel lugar. La sola idea le hacía sonreír pero siempre terminaba sintiéndose como un tonto, como el típico adolescente enamorado.

Iba atrasado, sí, pero no tanto como otras veces. Casi nunca llegaba tarde cuando se trataba de él. Inhaló profundamente, tratando de calmar los crecientes nervios. Por primera vez en muchísimo tiempo no olía ni a alcohol, ni a tabaco, ni a nada parecido. Conservaba su propio aroma, a Caleb, a ese mismo olor que uno no nota pero que el resto casi siempre sí. Suspiró y, al divisarlo a lo lejos, pudo percibir cómo el corazón se le salía por la boca. Tuvo que tragar saliva un par de veces, rascándose el brazo por simples nervios. Prefirió aproximarse a él de manera cautelosa y a paso lento, pero conservando la firmeza tan característica en él. Se acercó al menor en silencio y se puso en cuclillas a su lado, apoyando los brazos sobre sus propias rodillas, manteniéndose así. Le miró con atención, prácticamente retenido por su rostro.- ... -esbozó una sonrisa reprimida y hacia un costado. Las ocasiones en que el pelinegro había intentado controlar sus impulsos se podían contar con los dedos de una mano, y esta definitivamente era una de ellas. Pero valía la pena, ya que el miedo a perderlo lo carcomía de a poco, y sobretodo ahora último. Exhaló con fuerza.- ... Hola. -le clavó aquellos negros y penetrantes ojos encima, estirando una mano con la mayor delicadeza que pudo ofrecerle para posarla sobre su brazo y acariciarlo con toda la suavidad que se le hizo posible.

A medida que se iba relajando los hombros caían lentamente hasta tomar una posición normal, relativamente baja. Estaba tan concentrado en su respiración, en controlarse y no pararse a caminar de un lado a otro (Por que sí, siempre ha sido bastante nervioso) que no se percató de que alguien se le había acercado. Había sentido algo, si, pero no le prestó mucha atención hasta que recapacitó, sintió el toque y aquella, aquella voz. Abrió inmediatamente los párpados, perdiendo un poco el equilibrio y yéndose hacia el lado contrario, pero fue capaz de apoyar la mano antes de caer, y dirigió la mirada hacia sus ojos, parpadeando varias veces seguidas debido al sobresalto. Sintió cómo se le oprimía el pecho y tragó saliva con dificultad. Recobró la compostura y esbozó una sonrisa leve pero bastante dulce, más que suficiente.- Ho-Hola, Caleb -Logró articular, moldeando su voz a la perfección para que no se le notara en exceso la emoción en la voz. Se acomodó sentándose sobre las rodillas y se estiró hacia su rostro para darle un beso en la mejilla, pero quedó con la nariz rozando su pómulo, un poco indeciso y sin saber si estaría bien o no.

Retrajo la mano cuando el chico se sobresaltó, resoplando y reprimiendo una carcajada al casi provocarle un infarto. Le correspondió la sonrisa no con mucha amplitud pero sí de manera sincera, alzando ligeramente los labios en uno de los costados. Se acercó un poco a él cuando Ciev también lo hizo, apoyando las rodillas en el suelo para no perder el equilibrio. Inhaló suavemente al sentir el beso y la nariz del castaño, sonriendo con mayor amplitud. Cuando éste se mantuvo cerca de él, con la nariz pegada a su pómulo, no aguantó las ganas y luego de retraer la cabeza, le robó un beso. Sin profundizar y entrecerrando los ojos, pero aún así lo hizo con detenimiento, exhalando con suavidad por la nariz. Mantuvo sus labios sobre los suyos durante un rato un poco más largo que lo normal para un beso tan ligero como aquel, acariciando los labios del menor con los suyos. Luego retrajo la cabeza con lentitud. Las ganas ya le eran incontrolables, pero por más que lo extrañara demasiado, debía contener sus impulsos y obligarse a respetar su espacio.- ... -no supo como seguirle una conversación normal, y sencillamente optó por suspirar con fuerza, ya a una distancia prudente de él. Se sentó en la hierba y estiró las piernas, apoyando las manos con los brazos extendidos atrás de su cuerpo, aprovechando así de estirar la espalda, dirigiendo la mirada al frente.

Se sintió un poco sorprendido ante ese inesperado beso pero no retrocedió, al contrario, se inclinó apenas perceptiblemente hacia adelante, cerrando los párpados para entreabrirlos luego. Sintió cómo le ardía la punta de las orejas pero hizo caso omiso a aquella sensación, consciente de que si lograba calmarse un poco iban a desaparecer. Cuando se distanciaron parpadeó varias veces seguidas, volviéndose a sentar lentamente a como estaba antes, con la diferencia de que estaba un poco volteado en su dirección para poder mirarle y con cierto disimulo se acercó un levemente hacia él. Unió las manos y las dejó en el hueco vacío entre sus piernas. Fijó la mirada en él mientras ladeaba apenas la cabeza hacia un costado. Sin poder evitarlo y al parecer sin ninguna clase de vergüenza o algo se estiró y se acercó a su cuello, inhalando profundamente y exhalando con la misma suavidad. Luego se volvió.- Me gusta... -Comentó, balanceándose ligeramente de un lado a otro, construyendo nuevamente una leve sonrisa en su rostro mientras observaba el de su compañero.- Y... ¿Cómo has estado...? -Se acordó con timidez de lo poco bueno que era entablando conversaciones y bajó un poco la cabeza, mordiéndose la parte interior de las mejillas.

El que no le rechazara el beso le ayudó un poco a aumentar la seguridad en sí mismo y en la relación que mantenían entre ambos, fuera del tipo que fuera, por lo que le dejó una leve sonrisa marcada en el rostro por bastante rato. Conservó la misma posición que antes, con la espalda estirada y las manos apoyadas atrás. Cuando ladeó la cabeza con el fin de observarlo y se encontró a Ciev a pocos centímetros, se quedó quieto para darle fácil acceso a su cuello, curioso por saber qué planeaba hacer. Esbozó una sonrisa extensa, amplia y llena de satisfacción cuando percibió como el aire caliente rozaba su piel. Soltó una profunda exhalación ansiosa y trató de calmar sus ganas de sexo que lo llevaban invadiendo desde hace días, pero que había conseguido resistir... o bueno, a medias. Respiró profundo y se relamió los labios, lanzándole una mirada de reojo cuando ya consiguió recobrar la compostura. Suspiró profundamente y se recostó de espaldas en el pasto, utilizando uno de sus propios brazos como almohada. Alzó los ojos hasta él al escuchar el comentario, reprimiendo una sonrisa pícara que, de una forma u otra, escondía incluso cierta ternura.- ¿Qué cosa te gusta? ¿...Yo? Que erís weón, si ya sabía ya ~ -le guiñó un ojo, tirándole un beso. Comenzó a sacar el pasto a tirones con la mano libre, sencillamente por entretenerse en algo-. .... Hmmm... Puta... no sé, bien supongo, nunca falta el gil reculiao y la conchesumare -frunció un poco el ceño-, que me amarga la existencia pero... bien, creo. -esbozó una sonrisa amplia, dejando a entrever los dientes, y relajó su expresión.- ¿Y usté', mi amor? ♥ -inquirió en un tono bastante jote coqueto, alzándole las cejas. No le quitó los ojos atentos de encima, contemplándolo hacia arriba.

Le observó mientras se acomodaba, parpadeando con lentitud, ya mucho más tranquilo. El verlo, tenerlo a su lado y saber que por lo menos estaba entero le provocaba casi instantáneamente un alivio inmediato. En el momento en el que se acercó para olfatearle el cuello entrecerró los ojos, disfrutando aquella sutil cercanía, pero se echó un poco hacia atrás al escuchar su exhalación, para luego retirarse completamente. Resopló de manera apenas perceptible por los labios entreabiertos, con las comisuras de los labios apenas alzadas.- Me refería a tu olor… hueles bien, hueles como…natural, me gusta –Soltó un respingo, divertido con su respuesta y los gestos, mirándole a los ojos.- Sisi, tu también -Palmeó suavemente el dorso de su mano libre y luego la tomó entre las suyas. Observó sus dedos, acariciándolos con los suyos, recorriendo las pequeñas arruguitas típicas de los dedos – Mmm…bueno, de esas personas vas a encontrar siempre. Nunca faltan, para desgracia de todos –Hizo una leve mueca y juntó apenas las cejas- Sólo hay que aprender a lidiar con ellas…-Se mordió los labios y apartó su violáceos ojos de su rostro unos segundos, fijándolos en un punto indefinido.- Bien… bien, gracias. Todo bastante normal ~ –Volvió a mirarlo, sonriendo nuevamente como era común en él en las escasas veces que sonreía, de manera sutil y suave pero sincera. No solía sonreír muy a menudo, así que cuando lo hacía era de manera verdadera. Sostuvo su mano con una de las suyas y la otra la llevó a su rostro, rozando una de sus mejillas con la yema de los dedos.- Yo…ahm, quería disculparme por lo de la otra vez… cuando me tuve que ir y…-Suspiró superficialmente de pura frustración al no saber muy bien cómo explicarse.- Es que el trabajo y… lo siento, sé que debí haberte llamado pero…-Se encogió de hombros, apretando los labios y mirando al suelo para después dirigirle una mirada un tanto tímida. Sacudió una mano en señal de impaciencia.- Bueno, no importa… sólo…perdón, ¿si? –Se mordió el labio inferior.

Tragó saliva cuando escuchó lo respectivo a su olor, sonriendo hacia un costado de manera inevitable, incluso llegando a experimentar ternura por la actitud del contrario. Jamás nadie le había hecho un comentario de ese estilo, ni tampoco esperaba recibirlo nunca. Se le aceleró el corazón de una manera que realmente no debería hacerlo, y soltó un suspiro complacido, prefiriendo no decir nada por miedo a dañar su orgullo de macho recio, semental y derivados.- ... -Terminó de morir cuando el chico le tomó la mano con semejante delicadeza, sentir sus caricias suaves y sutiles le provocaban sensaciones que, por más cursi que sonase, no recordaba haberlas vivido con anterioridad. Temía tomarle la mano él, tenía miedo de arruinar todo con su torpeza y brusquedad, y le frustraba muchísimo el hecho de no saber como entregarle cariño. Es que realmente era eso, no sabía ni como ni cuando. Con aquel estilo de vida lo único que aprendió fue a pelear, a hacerse respetar, a no sentir nada por nadie más salvo odio, rencor, o sentimientos negativos. Se limitó a observarlo con fijeza, sin intención alguna de librar su mano de entre las del menor.- Puta sí, pero si con cuea puedo lidiar conmigo y voy a andar aguantando weones... -suspiró con fuerza, enterrando su cabeza en el pasto, clavando después la vista en el cielo.- Filo, da lo mismo. -concluyó, progresando con aquello de aprender a quedarse callado, al menos frente a "su" pequeño. Regresó sus ojos de color negro aceituna a él, sonriéndole cuando éste le contestó.- Bueno saberlo. -lo observó con atención mientras el castaño comenzaba a conversar, y al sentir como ya se le empezaba a dormir el brazo que mantenía tras su cabeza, se enderezó con ayuda de éste, quedando sentado junto a Ciev.- ... No weón, no, no me pidas disculpas, da lo mismo. En serio. -inhaló por la nariz de forma prolongada, tratando de contener los celos y la rabia que volvieron a nacer en su interior respecto a aquel tema. Aún no sabía que habrían hecho esa noche con el individuo ese, pero de sólo imaginarlo se le revolvía todo... aunque sabía perfectamente lo que él mismo había hecho, pero se seguía creyendo con el derecho de reclamarle a su... su.. ¿Su algo?. Lo ocurrido con el rubio no tenía sentimientos de por medio, así que no lo consideraba algo por lo que debería sentir culpa.- Ya oh, si en serio no importa... -se libró de la mano del estudiante y le pegó una palmada en la pierna con casi nada de fuerza, acariciándosela luego. No le quitó la mano de ahí.- ... ¿Y cómo te fue en la weá? ¿Porque vo' erí' como mateo, o no~? -se le escapó una sonrisa atrevida y, con tal de que no se enojara, frotó su cabeza contra la del menor, alejándose luego y dándole distancia otra vez. Pareció acordarse de algo de manera repentina, pegando un ligero salto y apretándole un poco la parte delantera del muslo, la zona que seguía bajo su palma.- ¡Ah! Lorea*, me lo hice de nuevo~ -le avisó, llevando la lengua dentro de su boca hacia abajo, como dejándola pegada contra los dientes de la mandíbula inferior, sin abrirla, y dejó escapar un palito con una pelota de entre sus dientes, mordiendo el palito después para sujetar el piercing con tal de que lo pudiese ver. Volvió a introducirlo dentro de su boca y esbozó una ancha sonrisa, hasta parecía contento por la sorpresa que le tenía.- Me hice la cuestión como a los trece y al final se me cerró como hace seis meses, pero me abrí el hoyo de nuevo, como que perdía el talento sin la weá, cachai? -le levantó las cejas otra vez, contemplándolo con una mirada plagada de doble sentido. Se mantuvo con los ojos fundidos con los del castaño, feliz de estar ahí junto él, de olvidarse del resto del mundo al menos por un rato. La sensación de que el menor era lo único importante en ese momento, al menos para Caleb, ciertamente era maravillosa.

*Lorea= mira <3

Entrelazó sus dedos con los suyos pero los soltó luego de darle un apretoncito para seguir examinando cada uno, acariciando las yemas y luego la palma, recorriéndola con tranquilidad.- Tranquilo… ya encontrarás la manera de poder hacerlo, si no desaparecen de tu vida antes ~ -Se llevó los dedos de su compañero a los labios unos segundos, rozándolos apenas mientras le devolvía la mirada. Le siguió con ella hasta que estuvo frente suyo, todavía sonriéndole a su manera.- Es que fue tan repentino… -Suspiró un poco, ladeando la cabeza hacia un costado, sin dejar de observar su rostro, creyendo que era mejor dejar el tema hasta ahí y no profundizar demasiado en él. Dejó escapar su mano y luego dejó las suyas en su regazo, dirigiéndole un rápido vistazo a la del mayor. Entrecerró los ojos al sentir su cabeza y una exhalación con forma de risa bailó entre sus rosados labios.- Me fue… bien, gracias. Creo que nunca antes había hecho un trabajo tan rápido y… -Se encogió de hombros.- Pues si, lo soy, creo poder admitir eso –Sus ojos se bañaron de interés y curiosidad ante lo que quería mostrarle. - ¿Qué cosa?~ -Se inclinó un poco hacia adelante para ver mejor. Dio un leve sobresalto al ver la bolita.- ¿Huh, y eso? –Acercó tímidamente la punta de un dedo para tocarlo apenas antes de que Caleb lo volviera a guardar. Le miró parpadeando varias veces seguidas, aparentemente sin entender mucho lo que quería decirle ni el doble sentido que ocultaba.- No creo que necesites un objeto para conservar tus talentos o desarrollarlos… pero es lindo –Restregó la lengua contra el paladar, imaginándose cómo sería tener algo así dentro de la boca.- ¿Y no te incomoda para comer y esas cosas? ¿O no te da la sensación de que te lo vas a tragar? Creo que no podría tener uno o estaría con la inquietud todo el día –Se rascó la nuca con la sonrisa apenas un poco más amplia. Se le quedó mirando unos momentos y sin poder resistirse más se puso de rodillas, apoyando las manos en el piso para movilizarse con rapidez detrás de Caleb, sentándose con las piernas estiradas a cada lado de su cuerpo para después rodearle el torso y atraerlo hacia él haciendo que quede como acostado sobre él, para poder asi mirarlo hacia abajo y tomarle el rostro con las manos. Mantenía aún clavada la vista sobre sus oscuros ojos.- Siéndote sincero… quería verte –El tono de voz que empleó fue un poco más bajo que el normal. Ni siquiera sabía cómo había llegado a esa posición, pero tenía ganas de retenerlo a él por esos momentos y no soltarlo. Quería que, aun que sea esa vez, se diera cuenta de lo mucho que quería mantenerlo junto a él, y como no era bueno con las palabras solía intentar explicar todo con acciones.

- Los voy a desaparecer yo weón... -masculló de mala gana, frunciendo un poco el ceño. Aún así consiguió superar la rabia y le escuchó con atención, sonriéndole al oír que le había ido bien en el dichoso trabajo. La verdad a él en lo personal jamás le importó el colegio, pero si para Ciev era algo importante, entonces era una razón para alegrarse por él.- ¿...Y de qué era? -inquirió con curiosidad. Posteriormente dejó escapar una carcajada al oír los comentarios respecto a su piercing.- No querís saber cuantas veces me lo he tragado, en serio, pero al final es como una costumbre... -mantuvo una amplia sonrisa, mirándolo por el rabillo del ojo al no estar frente a él en totalidad. Pero en cuanto lo notó moverse volteó la cabeza, tratando de entender cuales eran sus intenciones.- ¿Qué w-... -trató de preguntar, pero el menor fue más rápido que él. Cuando sintió las piernas del castaño rodear sus costados sonrió con satisfacción, cerrando los ojos y permitiendo que éste lo atrajera contra su cuerpo, dejándose prácticamente caer sobre él. Apoyó la cabeza a la altura de su pecho, dejando escapar un lento y suave suspiro por lo bajo. Entreabrió los ojos cuando el chico le tomó el rostro, parpadeando reiteradas veces luego. Esa cercanía, ese contacto, el saber que Ciev lo deseaba cerca, el sentirse querido por quien más lo esperaba... era una sensación precioso, todo era demasiado lindo como para ser real, y eso se transformaba en un temor bastante grande... ¿Pero y si las cosas funcionasen bien esta vez? En cualquier caso, prefirió no preocuparse por el pasado ni por el futuro, si no que regocijarse con el presente. Estiró la mano hasta su rostro, acariciándole la mejilla con el dorso de los dedos y con bastante dificultad por estar al revés. Trató de medir la fuerza, de no ser bruto y de entregarle el cuidado y afecto que merecía... pero que no le resultara era otra cosa. Pero bueno, de seguro mejoraría con la práctica. Le dedicó una amplia, cariñosa, plácida y sincera sonrisa al enterarse de sus deseos, guiñándole el ojo despacito.- Yo también pequeño, yo también... ... ... Puta que eres lindo, ¿Y sabes qué...? -le comentó en murmullos, tragando saliva para proseguir después en un tono más bajo y por así decirlo, con la garganta un poco desgastada.- Me encantas weón, de verdad me encantai... -Probablemente tampoco fuese el hombre más atinado o asertivo a la hora de comunicarse y/o expresarse a través de las palabras, pero en su caso, al contrario que en el del menor, las palabras parecían ser mejores que sus caricias. Sin embargo, podía demostrarlo con acciones, al menos las que él creía que podrían representar lo que realmente le estaba pasando con él. Le producía un miedo y una sensación desagradable el pensar en que podría hacerle daño, o que pudiera decepcionarse gracias a su forma de ser, o a la larga podría rechazarlo, o repelerlo... es que eran tan distintos que ni siquiera conseguía entender cómo y por qué alguien tan maravilloso como Ciev estaba ahí, con él, brindándole un poco de su cariño, el suficiente para llegar a acelerarle aquel corazón de piedra que pocos conseguían ablandar. No tenía idea de cómo el menor había conseguido producirle aquello, en cierta parte se sentía vulnerable comunicándole las cosas, se le hacía distinto... pero extrañamente, y aunque las sombras del pasado lo invadieran con tal de atemorizarlo, al fin y al cabo, le gustaba percibir el cambio. Pero era su propio deber el ocultarlo de ojos ajenos. Se sentía confiado con él, y no veía la necesidad de mentirle. En el fondo seguía siendo un niño al que de un momento al otro le arrebataron las ilusiones, pero quizás aquel joven le estaba dando la oportunidad de recuperarlas otra vez. De devolverle la capacidad de no ver todo oscuro, de prenderle aquella lucesita que se había apagado (o más bien, que le apagaron) por completo en su niñez.
Prefirió guardar silencio y sencillamente mirarlo, desgastando las preciosas orbes violetas del contrario con sus comunes y toscos ojos negros.

Esperó a que ambos estuvieran bien acomodados para responderle.- Si, si, pero que no se den cuenta de que te molestan, porque si no será peor…-Chasqueó la lengua al pensar nuevamente en el bendito trabajo, que seguía dándole un poco de rabia al recordar su estupidez.- Era de una materia de Biología, Anatomía –Asintió un par de veces con la cabeza, como si confirmara lo que él mismo había dicho. Arqueó una ceja, haciendo una mueca divertida con los labios.- ¿Enserio? O sea, ¿Te tragas sólo la bolita, no? Sino estarías con todo el esófago perforado o algo así, pero bueno, supongo que tienes razón con lo de que se debe de convertir en costumbre –Le pasó una mano por la frente para destaparla del cabello y le plantó un besito delicado en la misma, apoyándose suavemente contra los dedos del pelinegro. A medida que le iba escuchando sintió cómo sus blancas mejillas se tornaban de un color rojizo y que el calor le subía a la punta de las orejas. Por unos segundos sintió nervios de que, al estar así en esa posición, Caleb pudiera escuchar los latidos desenfrenados de su corazón, los cuales puso esfuerzo en controlar con vanos intentos. Se sentía extraño al sentirse de esa manera con su comentario, pero a la vez a gusto y contento. La verdad en cada momento que pasaba sus movimientos se hacían mucho más fluidos, más relajados. La vida le había intentado enseñar más de alguna vez que diariamente hay que demostrarles a las personas que verdaderamente te importan cuánto las quieres, cuánto las valoras, porque sino se podrían imaginar cualquier cosa sobre lo que él sentía y terminaban por dejarlo solo con su sentimiento abandonado. No quería volver a repetir el error con el que había tropezado tantas veces, quería cambiar por lo menos ese aspecto de él, pero al ser tan retraído sabía que le iba a costar, aunque no parecía ser tan así en ese momento.- T-Tú… -Intentó decir, trabándose debido a la poca costumbre, a la vergüenza.- Tú también… me gustas mucho –Lo dijo con sus ojos fijos en los oscuros del mayor, para que estuviera completamente seguro de la verdad de sus palabras. Él no era de esas personas que llegaban y soltaban todo así como así. Él creía que todo debía marchar a su debido ritmo, lento tal vez, pero seguro. Pensaba que las palabras “Te amo” o incluso los “Te quiero” tenían gran significado, uno profundo y puro, que no debía ser utilizado a la ligera y por eso evitaba usarlo si no lo sentía realmente o si no era la ocasión. No quería parecerse a esos jóvenes que al estar dos días de “enamorados” ya se “amaban locamente”. Pero lo meditó bastante bien mientras se perdía en esos negros laberintos sin salida.- Yo…t-te…-Se aclaró la garganta de manera disimulada, intentando que su voz sonara clara, sin balbuceos tontos.- Yo te quiero, ¿sabes? –Poco después de decirlo el color rojo adornó sus pómulos. Eso siempre lograba quebrar su máscara ya introducida en su piel. Era algo que no podía evitar y que la verdad no le preocupaba demasiado, excepto en situaciones así en la que lo delataban tan abiertamente. Soltó un suspiro corto de pura vergüenza y apartó la mirada de sus ojos, sintiéndose culpable quizás por qué.- Yo…ahm…lo siento…-Pero a pesar de todo no se apartó ni siquiera medio centímetro de él, al contrario, comenzó a acariciarle sus mejillas con las yemas de los pulgares para luego volver a mirarlo con timidez. No podía evitar sentirse tan extraño, tan poco él. Pero había algo en su pelinegro que lo hacía comportarse de tal manera, y en el fondo sentía que no debía arrepentirse ni sentirse mal por ello.